La metedura de pata de la supuesta hija del Rey Juan Carlos
En este fin de semana, Ingrid Sartiau, la mujer que pretende demostrar que es hija del Rey Juan Carlos, ha metido la pata. Es mi opinión. El...

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En este fin de semana, Ingrid Sartiau, la mujer que pretende demostrar que es hija del Rey Juan Carlos, ha metido la pata. Es mi opinión. El programa de Tele 5, “Un tiempo nuevo”, se apuntó un gran tanto al lograr llevarla al plató de televisión para una entrevista. Pero, aunque las preguntas fueron variadas, muy abiertas a distintos puntos de interés, las respuestas de Ingrid parecían siempre la misma. Una misma respuesta divagante y poco concreta. Dio respuestas, pero apenas dio datos. Mala síntesis.
Contó poco más que lo que ya había trascendido, antes de su debut en la tele, y lo hizo de una forma poco convincente, a mi entender. La fuerza de su razón se parapetaba en la declaración ante notario que había hecho su madre. Según Ingrid, gracias a esta declaración su demanda de paternidad contra el Rey Juan Carlos había sido admitida a trámite. Sin embargo, de lo que había contado su madre, ella no sabía nada, o no quería decir nada. Ahí se atascaba, nos atascábamos.
Sartiau hacía hincapié, aunque sin mucha vehemencia, en que la presunta relación de su madre y don Juan Carlos había tenido una “continuidad”. Sin embargo, Ingrid no avanzaba más allá de las declaraciones de su progenitora que ya habían trascendido: “Mantuve relaciones íntimas durante tres noches en un hotel de lujo” . Palabra de madre. Pero la hija no dio más dato, o detalle, en este sentido. Imposible saber a qué “continuidad” se refería.
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Otro asunto enrevesado era explicar por qué había tardado tantos años en desvelar su historia, desde que su madre, allá por el 2000, decidiera al fin contársela. Toda respuesta al respecto, se quedaba en cosas muy poco concretas, cosas como “Quizá no estaba preparada”.
Resultó muy curioso, y casi desilusionante, diríamos, cómo ante un tema que ha logrado tanto vuelo mediático, la protagonista, con sus respuestas, lo iba convirtiendo en algo poco interesante, de escaso de relato.
En la entrevista, eso sí, Ingrid demostró ser una mujer tranquila y educada. Pero si lo que pretendía la ya famosa Sartiau era resultar muy convincente, perdió una gran oportunidad. O directamente metió la pata.